Poniendo en práctica lo aprendido

Estudio: Misión de los doce discípulos (Marcos 6:1-6)

Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. (Marcos 6:7)

“Llamó a los doce…”

Para extender el Reino de Dios: Este es el propósito principal, doce evangelistas que van a multiplicar los esfuerzos para predicar la Palabra de Dios.

Para ganar experiencia: Los apóstoles tenían que poner en práctica lo aprendido.

Para prepararlos para cuando Jesús los deje solos (físicamente): Porque llegará un momento en el que el Señor resucite y ascienda a los cielos y deje, físicamente, a los apóstoles; sin embargo, el Señor estará siempre intercediendo por ellos.

“Y comenzó a enviarlos de dos en dos…”

Es importante para nosotros el hecho de tener comunión fraternal, de aconsejarnos mutuamente, de darnos ayuda cuando estamos desempeñando la obra de Dios. (Eclesiastés 4:9-12).

“Y les dio autoridad…”

El llamamiento al servicio procede del Señor:

En las iglesias a veces queremos hacer uno u otro ministerio. El Señor nos capacita para ese ministerio a través del Espíritu Santo. Somos personas indignas, pero el Señor insiste en utilizarnos, ya que, por su misericordia Dios quiere darnos el gran honor de ser colaboradores de Dios.

La autoridad viene de Dios:

Si un padre tiene autoridad sobre sus hijos, es porque Dios se la ha dado. (Efesios 6:1)

Si un gobernante tiene autoridad sobre nosotros, es porque Dios se la ha dado. (Romanos 13:1)

Si los pastores tienen autoridad sobre la iglesia (Hebreos 13:17); si los jefes tienen autoridad sobre sus trabajadores (Efesios 6:5), si los maridos tienen autoridad sobre su esposa (Efesios 5:22) es porque Dios se la ha dado.

No tenemos autoridad por nosotros mismos sino por Dios, por lo tanto, una falta de respeto contra la autoridad, es una falta de respeto contra Dios.

Sin embargo, en caso una autoridad haga mal uso de su poder, tenemos que someternos sobre todo a la autoridad de Dios y tomar decisiones.

Jesús dice: Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra. (Mateo 28:18).